Otra vez. Me he vuelto a acordar. Ya te juro que no sé ni lo que siento. No puedo más. Es que es algo que tengo clavado tan dentro, que me duele tanto, que no puedo sacarlo. Lo peor de todo es que fui yo, todo fue por mi culpa. No pude confiar en tu palabra, no pude dejar de luchar por lo que más quería en ese momento, por ti. La que mandó a la mierda lo que tanto quiere recuperar, lo que echa de menos, lo que le desvela día y noche, esa fui yo. Tú no. Bueno en cierto modo contribuiste a que me pusiera así, a no poder dejarte atrás. ¿Sabes que? Solo me hizo falta mirarte una sola vez a los ojos para comprender que serías alguien muy especial en mi vida. Solo me hizo falta escuchar por primera vez tu voz para experimentar ese cosquilleo en mi interior. Bastó con un intercambio de palabras para que me dieses a entender que me gustabas, que sin conocerte había algo en mi interior que me atraía hacia ti y lo hacía con una fuerza descomunal. No sé exactamente cuanto tiempo pasó entre la primera vez que te vi y la primera vez que tuve el valor de preguntarte tu nombre, de mirarte a los ojos y de morirme por dentro. Para mí fue una eternidad pero una vez que estuve a tu lado, que puede comprobar lo que sentía, que notaba como ardían mis mejillas, como se aceleraba mi corazón, lo comprendí todo. Te convertiste en alguien más importante de lo que jamás imagine que serías. Un completo desconocido convertido en mi vida, en lo que más quise, en lo que perdí y en lo que tanto anhelo. Joder, que estúpida fui al pensar que todo saldría bien, que tú también acabarías enamorado y que estaríamos juntos siempre. Me equivoqué. Una semana no es siempre. Mucha gente me dice que pase del tema, que tan solo fue una semana, que no me ralle, que eso no fue nada, que soy tonta, que mire hacia delante pero es que no puedo. Para mí esa fue la mejor semana del mundo, la mejor. Gracias a ti aprendí muchísimas cosas, aprendí a querer, a perdonar, a saber tragarme mi orgullo y a pedir perdón. No puedo negarte mi arrepentimiento. Fui una idiota. Te hice mal a ti y me hice daño a mí. Te perdí siendo tú lo que más quería pero a veces me contradigo a mí misma y pienso si realmente te poseí algún día. Te quise, es cierto pero ¿y ahora? Es verdad que no dejé nunca de pensar en ti, que sigues estando presente en mi mente, que formas parte de mí. No debería volver al pasado, dejar de retroceder y mirar hacia delante pero se me hace imposible y más aún, tratándose de ti. Cierto es que de los errores se aprende pero a mí ya no me queda nada más que aprender. Todo lo que ahora sé me lo enseñaste tú. Ya no soy esa inocente que puede ser engañada fácilmente, a la que le pueden tomar el pelo con facilidad, me hiciste fuerte. Te debo muchas cosas. Muchísimas. No sé como agradarte todo lo que hiciste por mí, todo lo que me ayudaste, todas las maneras que me enseñaste para salir adelante, para luchar, para volver a empezar desde cero. Puede ser que me equivoque, es más, cada día que pienso en ti, cada minuto que recuerdo tus ojos es como si no avanzara mi tiempo, que se detiene, que no sabe seguir adelante, que me faltan fuerzas. Eso es. Me faltan. No sé por qué. No quiero esforzarme por descubrirlo.
Otra vez. Me he vuelto a acordar. Ya te juro que no sé ni lo que siento. No puedo más. Es que es algo que tengo clavado tan dentro, que me duele tanto, que no puedo sacarlo. Lo peor de todo es que fui yo, todo fue por mi culpa. No pude confiar en tu palabra, no pude dejar de luchar por lo que más quería en ese momento, por ti. La que mandó a la mierda lo que tanto quiere recuperar, lo que echa de menos, lo que le desvela día y noche, esa fui yo. Tú no. Bueno en cierto modo contribuiste a que me pusiera así, a no poder dejarte atrás. ¿Sabes que? Solo me hizo falta mirarte una sola vez a los ojos para comprender que serías alguien muy especial en mi vida. Solo me hizo falta escuchar por primera vez tu voz para experimentar ese cosquilleo en mi interior. Bastó con un intercambio de palabras para que me dieses a entender que me gustabas, que sin conocerte había algo en mi interior que me atraía hacia ti y lo hacía con una fuerza descomunal. No sé exactamente cuanto tiempo pasó entre la primera vez que te vi y la primera vez que tuve el valor de preguntarte tu nombre, de mirarte a los ojos y de morirme por dentro. Para mí fue una eternidad pero una vez que estuve a tu lado, que puede comprobar lo que sentía, que notaba como ardían mis mejillas, como se aceleraba mi corazón, lo comprendí todo. Te convertiste en alguien más importante de lo que jamás imagine que serías. Un completo desconocido convertido en mi vida, en lo que más quise, en lo que perdí y en lo que tanto anhelo. Joder, que estúpida fui al pensar que todo saldría bien, que tú también acabarías enamorado y que estaríamos juntos siempre. Me equivoqué. Una semana no es siempre. Mucha gente me dice que pase del tema, que tan solo fue una semana, que no me ralle, que eso no fue nada, que soy tonta, que mire hacia delante pero es que no puedo. Para mí esa fue la mejor semana del mundo, la mejor. Gracias a ti aprendí muchísimas cosas, aprendí a querer, a perdonar, a saber tragarme mi orgullo y a pedir perdón. No puedo negarte mi arrepentimiento. Fui una idiota. Te hice mal a ti y me hice daño a mí. Te perdí siendo tú lo que más quería pero a veces me contradigo a mí misma y pienso si realmente te poseí algún día. Te quise, es cierto pero ¿y ahora? Es verdad que no dejé nunca de pensar en ti, que sigues estando presente en mi mente, que formas parte de mí. No debería volver al pasado, dejar de retroceder y mirar hacia delante pero se me hace imposible y más aún, tratándose de ti. Cierto es que de los errores se aprende pero a mí ya no me queda nada más que aprender. Todo lo que ahora sé me lo enseñaste tú. Ya no soy esa inocente que puede ser engañada fácilmente, a la que le pueden tomar el pelo con facilidad, me hiciste fuerte. Te debo muchas cosas. Muchísimas. No sé como agradarte todo lo que hiciste por mí, todo lo que me ayudaste, todas las maneras que me enseñaste para salir adelante, para luchar, para volver a empezar desde cero. Puede ser que me equivoque, es más, cada día que pienso en ti, cada minuto que recuerdo tus ojos es como si no avanzara mi tiempo, que se detiene, que no sabe seguir adelante, que me faltan fuerzas. Eso es. Me faltan. No sé por qué. No quiero esforzarme por descubrirlo.
Creí haberte olvidado, haberlo dejado todo atrás, haber superado este "bache", creer haber aprendido a ser feliz sin ti. Me equivoqué, no es así. Lo peor esque no puedo estar ni contigo ni sin ti. Estás presente en mi mente y te recuerdo todo el tiempo. Me cuesta tanto olvidarte... Y pensar que la felicidad consiste en hacer grandes las cosas pequeñas, en superar obstáculos... Pero cuando crees ser feliz aparece una conversación, un mensaje en el móvil o algo que te recuerda a él y caes en la cuenta de que le echas de menos. Y entonces no te importa nada ni nadie porque él no está contigo
A veces es mejor olvidarte de todo y empezar de cero. Empezar con esas ganas que nunca perdiste, con esa esperanza que estuvo siempre contigo y con esa ilusión que te acompañó en lo que llevas de camino recorrido. A veces, es mejor tener unos instantes para pensar en ti, en lo que haces, en con quién compartir tus sueños, tus penas y tus alegrías. A veces, es mejor detrás atrás ciertas cosas, olvidarte de todo lo que has pasado con alguien y empezar a mirar para ti y hacia delante. A veces, es mejor vivir al límite, sin complicaciones
Una tarde me pregunté: ¿De qué te sirve enamorarte si no eres correspondido? ¿De qué te sirve darlo todo por alguien si no recibes nada? ¿De qué te sirve esperar algo que nunca llegará? ¿De qué te sirve entregarte en cuerpo y alma a alguien que no te aprecia? ¿De qué te sirve aprender a amar si la otra persona no te ama? ¿De qué te sirve tener esperanzas que son falsas? ¿De qué te sirve el amor si no puedes vivirlo?
Empecé a destrozarme la cabeza, a pensar, a rallarme y poco a poco entendí que el amor es lo más complejo que hay, que te debes fiar ciegamente y aprender de los errores cometidos. El amor es la más perfecta de las imperfecciones, es una melodía imposible de componer pero bella de oir, es algo que buscamos y no encontramos, es algo que produce alegría y luego dolor y después todo a la vez, es lo que esperamos hallar algún día.
Te podías haber ahorrado tantas molestias, tantas inccomodidades, tantas mentiras, tantas falsedades, te podías haber ahorrado todo lo nuestro. TODO. Podrías haberme dicho que ya no te importo, que para ti nunca fui nada, que no somos lo que éramos, que con el tiempo te fuiste olvidándote de mí, que esto para ti no significó nada aunque fuese todo y mucho más para mí. Podrías haberme dicho o almenos insinuado que existía ella. Enhorabuena campeón, te has ganado la medalla al más sincero
Si te soy sincera no hay día que no me acuerde de ese momento. Lo sé, me he quedado estancada en el pasado y eso me impide ver mi presente e intentar pensar en un futuro. Pero es que no puedo más me estás matando por dentro, es un sentimiento extraño pero sincero, es una cosa que sé que no voy a entender nunca y no me voy a esforzar por hacerlo. Tengo muy claro que ha pasado, que te has ido y no me hace falta que me jures que no vas a volver porque eso lo sé yo de por misma, te conozco demasiado bien y sé que te has ido y nunca vas a volver. Sé que el tiempo ayuda a olvidar pero esto me está costando más de lo que yo me imaginaba. Si te soy sincera sueño con tu mirada, sueño con tu voz, con tus manos... Sueño que estás a mi lado para siempre y que nada nos iba a separar, dicen que si cuentas tus sueños no se cumplen pero, ¿sabes? a mí me da igual contar algo que sé que no va a psar nunca. Sé que la vida no es un cuento de hadas ni un mundo rosa, no. La vida te da palos, te quita a las personas que mas quieres y te separa de aquellas que crees amar, me separa de ti. Y te juro que he intentado dejar de hablarte, de pensar y tratar de olvidar pero nunca lo he conseguido, ¿por qué? Porque para mí es díficil olvidar a alguien y aún lo es más si se trata de ti
¿Alguna vez has amado tanto a alguien como para casi quedarte sin respiración cuando estás a su lado? Tienes una sensación difusa, como los escalofríos, miedo, intriga.. Juraste que nunca le dejarías que nunca harías nada para herirle. Ahora estás frente a él, con ganas de matarle, con ganas de abrazarle, escupiendo veneno en tus palabras cuando las pronuncias. Todo esto lo perdió los momentos que la rabia produce, la misma rabia que nos controla a ambos. Creyendo que era lo mejor decides que es mejor que cada uno siga su propio camino. Supongo que ya no te reconocen porque eso fue ayer, y hoy es hoy. El ayer se ha acabado, es un día diferente. Suena como discos rotos repitiéndose. Pero le prometiste que ya pararías, que no le mentirías, no lo cumpliste. No tienes otra oportunidad, la vida no es un juego. Pero mentiste otra vez así que ahora te toca ver como se marcha.
"No se puede odiar durante demasiado tiempo a quién crees amar. Necesito que caigas en el olvido pero lo más doloroso no es dejar todo atrás es recordar los mejores momentos"
El tiempo iba pasando y yo no te podía sacar de mi cabeza. Seguías formando parte de mi presente. Sabía que te habías hecho otro tuenti pero no hice nada por agregarte ya que lo tenías en amigos de amigos. Un día me enteré de que tu abuelo había muerto, me puse fatal y te mandé un privado diciendo que sentía mucho haberme comportado así y que podíamos volver a ser amigos, si tú querías. También te intenté dar ánimos para que salieses adelante y, al principio, no reaccionaste muy bien pero se ve que al cabo de dos o tres días te diste cuenta de lo que me importabas y decidiste perdonarme. Yo estaba muy feliz, creía que éramos la ecepción de lo de "las segundas partes nunca fueron buenas" porque cada día nos llevábamos mejor y poco a poco, recuperamos la confianza que perdimos. Me equivocaba, duró poco, muy poco. Volvieron las peleas, las noches en vela pensando en cómo estarías, en si te rallarías como yo o pasarías de todo y volví a caer en la desesperación de no tenerte. Puede ser que me estuviese acostumbrando a ser así o puede que no pudiese más pero volví a explotar. Te pusiste en el esado "mejor solo que mal acompañado" y me puse yo en el mío "si mejor solo que mal acompañado te vas a tirar toda la vida soltero, gilipollas" En fin, comentaste mi estado y empezamos una pelea en la que se iba metiendo cada vez más y más gente y al final acabaron todos contra ti y te volvieron a quitar el tuenti. Ya decidiste bloquearme y no saber nada más de mí.
"Vallas donde vallas, te mandaré mis fuerzas. Aunque me fallaras juro no tenerlo en cuenta"
Aunque tú no lo supieses siempre estuve pendiente de ti, me busqué a gente para saber cosas de tu vida, para no perder el contacto, para poder agarrar los últimos hilos que me ataban a ti, para que no cayeses en el olvido. Pero desde el día en el que me bloqueaste, en el que pensaste que cortaste todo lo que nos unía me siento más atraída por ti. Quiero que te quede claro que te quiero y que formas parte de mí.
Al principio todo nos iba muy bien, quizás demasiado, creo que íbamos muy deprisa, que no nos daba tiempo a asimilar las cosas pero aún así, da igual, estábamos hechos el uno para el otro y eso se podía comprobar muy fácilmente. Una tarde, mientras hablaba por teléfono con una amiga mía me llamaste y estuvimos conversando un rato pero comenzaste a decir pegos, tonterías y cosas sin sentido y acabamos peleados. Muy peleados. Fue el fin. Tras una semana, se había acabado todo. PUUUUUUUUM, del todo a nada en apenas unos segundos. No me di cuenta de lo que había perdido hasta que pasaron unos pocos días. Ya no era yo, no podía parar de llorar y me costaba la misma vida sacar una sonrisa, había perdido la vitalidad y las ganas de vivir. Te echaba de menos, te necesitaba a mi lado.
"Que por una tontería, se fue a tomar por culo aquello que tú más querías"
Un 26 de junio te llamé, te expliqué lo que sentía, me dijiste que ya no me querías, me eliminaste del tuenti, desapareciste por completo de mi vida, para mí fue una putada muy grande, un golpe muy difícil de asumir que ni si quiera el tiempo ha logrado amortiguar. Empecé a cegarme de ira, de venganza, todo lo veía negro y solo quería demostrarte quién puedo llegar a ser cuando me cabreo porque por las buenas, soy muy buena pero por las malas, aún mejor. Así que hice algo de lo que me arrepiento muchísimo, te quité el tuenti y te jodí un poquito la vida. Te juro que si pudiese retroceder, lo haría y también te pido perdón por lo que te he podido joder o molestar, a veces puedo llegar a ser muy mala pero ten en cuenta de que, al fin y al cabo, lo hice por amor.
El día más feliz de mi vida. Era por la tarde, estábamos hablando tan normal, como lo veníamos haciendo desde hace 2 meses. Recordábamos las pocas horas que pasamos juntos, cada momento, cada palabra que no nos dijimos y todo lo que nos quedó por contarnos, hablamos de todo un poco, pero sobre todo, hablábamos de nosotros. Comentábamos también que ese fin de semana había estado yo en la playa y nos tiramos hablando por teléfono un poco de la tarde del viernes y prácticamente el sábado entero. ¿Podía acaso pedir más? Casi imposible, casi te tenía, era como un sueño pero siempre había algo que jodía, ¿el qué?la distancia. Estaba segura de que entre nosotros jamás podríamos estar juntos, que por culpa de esos kilómetros, 687 km, que nos separaban, nunca podría ser tuya y tu jamás podrías ser mío. Pero cuando nada parecía tener sentido, cuando me volvía loca por quererte y no tenerte, cuando todo estaba oscuro, cuando tenía que irme te dije: "adiós tk" y me contestaste: "tk mas" y te dije yo "sabes que no" y comenzó una peleilla de esas de pique, del te quiero, no yo más pero tú lo cerraste con un: "te lo demostraré cuando valla allí, llámame esta tarde". Cuando acabé las clases, te llamé y al ratito de hablar me preguntaste que quién me gustaba, te dije que le conocías pero que no sé y tú acertaste de pleno, en una parte me gustaba el que dijiste pero en otra también tú. Al preguntarte: "¿y a ti?" te quedaste super cortado, me contestaste que no, que nadie y yo tenía que hacerme unas fotos para el DNI y tuve que colgarte pero, a los cinco minutillos, me llegó un mensaje tuyo: "Que cuando me has preguntado que quien me gustaba no me he atrevido a decírtelo, que me gustas tú" y se me paró el mundo, mi corazón no es que latiese a 1000/hora es que se me iba a salir del pecho. En seguida te contesté y tras muchos mensajes te pedí que te conectases cuando te diese un toque y me respondiste: "si te lo respondo es que si que puedo, te quiero, bueno más que un te quiero es un TE AMO". Y yo también te amaba, no sabes cuanto...
Esa noche te despediste con un "hasta mañana princesa, te quiero", cosa que tampoco podré olvidar. ¿Quién iba a pensarse que de unas horas podría llegar a sentir tanto? Nadie, ni yo misma podría creerme lo que estaba viviendo.
Al día siguiente cortamos, lo dejamos en un hasta luego, nos peleamos, casi dejamos de hablarnos pero, ahí estabas tú, pendiente de mí, pidiéndome perdón, una segunda oportunidad, diciéndome que si lo habías decidido así era por mi bien y que todo saldría como lo esperábamos y, como no era menos, ahí estaba yo, enamorada de ti, tonta e ingenua que acepté tus disculpas y seguimos dándonos una segunda oportunidad, ignorando eso de que "las segundas partes no son buenas", mandando todo a la mierda el uno por el otro, dándole un soplo a la distancia y haciéndola desaparecer, uniendo nuestros corazones a 687 km, haciendo lo imposible por luchar por nosotros. Luchando por un amor imposible, pero cierto
"Empecé a sentir algo extraño pero sincero, me engañé con tu amistad, en realidad era un te quiero"
Ya ha pasado un año pero lo sigo recordando como si se tratase de ayer. Aquella tarde me contaste que habías cortado con tu novia y me sentí la niña más feliz del mundo, una sensación indescriptible, te lo juro. Tan real, tan profunda, tan bonita. Pero esa noche nos peleamos aunque no recuerdo muy bien el por qué, dejamos de hablarnos. Me pediste perdón y a los 10 minutos sonaba mi móvil, un prefijo desconocido, "se habrán equivocado, ya me están llamando otra vez de Valencia", pensé. No sabías cuánto me equivocaba. Lo cogí con mi típica voz de empaná y nada más descolgarlo quise echarme atrás y no haberlo contestado así. -Hola Isa, no te enfades +No si no me enfado.. - Los cojones que no, te has enfadado jaja +Que no..
Y empezamos a hablar, como si nos conociésemos de toda la vida cuando ni si quiera hacía un mes que te vi por primera vez. Todo fue tan bonito, media hora sin parar de hablar, entre unas cosas y otras, conociéndonos de nuevo, como si tu novia nunca hubiese existido, de verdad que no tengo palabras para describir como me sentí en ese momento. Lo mejor, sin duda, fue la despedida que te dije: "oye que te tengo que colgar" y me dijiste "venga adiós un beso guapa" y luego me puse a chillar con mi padre y se te oía a ti de fondo decirme: "oye Isa, hablamos por tuenti ¿vale?" y no me di cuenta y empezaste a decirme por el chat que me lo pasaba muy bien sola, que te caía muy bien, que era muy simpática, no sé.. Empezaste a gustarme cada vez más.
¿Recuerdas eso de que me diste tu tuenti? Pues fue a los dos o tres días que te encontré y vi que salías con otra, que estábais demasiado juntos, que seguramente sería tu novia y que no podía hacer nada para impedirlo. Nada. También pude darme cuenta de que vives en la otra punta del país, que no te tengo aquí, que te echaría muchísimo de menos. Hicieron falta menos de dos minutos para que rompiese a llorar, para que pasase por uno de los peores momentos de mi vida: hacerme a la idea de que ya no estás, que te has ido, que te conocí y tendría que olvidarte, ley de vida, bueno, ley de mi vida. Ya decía yo que era todo demasiado bonito para ser real. Pero no sé, pasaron los días y aceptaste mi petición. Cada vez que me conectaba esperaba verte a ti y que pudiésemos hablar, quería saberlo todo sobre ti. A la semana (más o menos) recuerdo que empezamos a hablar, a cultivar confianzas, me contabas tus problemas y yo te decía lo que me preocupaba, comenzamos a ser amigos, muy amigos. Hasta que un día te despediste con un "tk" y vale, está bien, puede que sean dos letras, que ni si quiera fuese la palabra entera pero a partir de ese día, no sé, es como si te comportases de manera diferente. Ya no me saludabas con un "hola", lo cambiaste por un "guapa" y ya no te despedías con un "deuu", sino con un "tk" y cada vez que lo escribías mi corazón volvía a ponerse a mil por hora, tenías ese don sobre mí
Es increíble como en una Semana Santa, tu vida puede dar un giro de tresciento sesenta grados, sí, tal y como lo oyes. Todo comenzó el año pasado. El domingo de ramos se presentaba normal y parecía que no iba a estar muy pasada por agua la semana en sí. Yo estaba muy contenta porque eso significaba que íbamos a salir en la Paz y que podríamos sacar a nuestros titulares a la calle. Pues bien, el miércoles santo, el día tan esperado para mí y el día que tanto había ansiado que llegase, hacía un sol expléndido, no había ni una nube en el cielo azul y estaba segura de que todo saldría perfectamente. Pero lo que no sabía cuando entré al cocherón es lo que me esperaba dentro. Casi al instante de salir, antes de ponernos los cubrerrostros, me di la vuelta y vi por primera vez los ojos azules más bonitos, más profundos y más puros que jamás podrás imaginarte, ni si quiera yo podría llegar a pensar que existían, me quedé en un estado parecido a un "shock", no podía apartar mi mirada de la tuya y cuando quise reaccionar, me estabas mirando con una cara de: "¿qué le pasa a esta?" que hizo que empezara a reírme como una verdadera loca. Jamás olvidaré ese momento. Luego te pregunté tu nombre y me volví hacia delante, sin contestarte al "¿y tú?" que me habías preguntado. No me lo podía creer. El niño más guapo que había visto en mi vida, ese eras tú. Al salir del cocherón en procesión pues te fuiste alejando de mí poco a poco y comenzamos a hacer el recorrido separados, muy separados hasta que, de repetente, en la esquina de mi casa los celadores pidieron que nos parásemos y nos cambiaron a Yo fui un momento al baño y cuando regresé vi que alguien había ocupado mi sitio y que estaba hablando (más bien peleándose) con uno de mis mejores amigos. Al parecer, te estaba confundiendo conmigo, total un pego muy grande y acabé otra vez riéndome. Al ratito comenzamos a hablar porque nos habían separado del mundo, las filas de nazarenos estaban con el de alante un metro y claro, tanto tú como yo, estábamos aburridos y comenzamos a charlar. Lo típico: hola, qué tal, como lo llevas, de dónde eres y esas cosas que nunca se les da importancia. Pero esta vez fue diferente para mí, no sé, pero empecé a sentir un cosquilleo que antes no había sentido. Me empezabas a gustar y solo te acababa de conocer, no te puedes hacer una idea de lo que significabas para mí a los cinco minutos de comenzar a hablar, no te lo puedes ni imaginar, hazme caso. Comenzabas a ser lo más importante de mi vida. Te pedí el tuenti, hablamos un poco más y al llegar al cocherón hice una entrada que tampoco conseguiré olvidar nunca: me tropecé, me quité el cubrerrostros y apareciste con una sonrisa impresionante por detrás y me preguntaste: "¿Eres tú?" Una vez más te sonreí y nos despedimos. Mi corazón latía a mil por hora.
Distancia.Palabra definida como el espacio que existe entre dos puntos.
En realidad, a nadie le gusta hablar de la distancia. Muchos dicen que es el olvido. Otros que hace la fuerza y la unión. Otros simplemente, creen que ni siquiera les afectaría. Nadie sabe realmente que significa esa palabra hasta que no la tiene en su boca. Hasta que no pierdes a alguien por culpa de unos kilómetros.
Que al fin y al cabo, son lo que son, distancia. A nadie le gusta estar lejos de quien quiere y menos con miedo a perderlo. Porque aquí no nos vale el típico, “nunca sabes que lo tienes hasta que lo pierdes” vendría mejor un “sabes lo que tienes hasta que llega la distancia y lo pierdes”. Seguramente muchos sabréis de lo que hablo.
Esa sensación, que no se realmente como explicarla. Algo de impotencia y tristeza. Distancia.
Sientes que tu lugar no es en el que estás, que necesitas verle, abrazarle. Te gustaría salir de tu casa y marcar 9 números en tu móvil y decir, “nos vemos en 5 minutos en tu portal”. Pero ¿Por qué no? Siempre es lo mismo, distancia.
Verle cara a cara, no solo escuchar su voz por teléfono. ¿Cuánto darías por tenerle una tarde? No se que duele más que la distancia. No sé que es peor, un querer y no poder o un poder y no querer. Nunca entenderé de que sirve la distancia.
Pero siempre te queda la esperanza de que algún día, aunque no sepas cuando, dentro de poco, le tendrás cerca, muy cerca, entre tus brazos. Y entonces, os reiréis. ¿De qué? Si, de la distancia.
Por eso, cuando la gente pregunta ¿Qué es la distancia? Y contestan: espacio que existe entre dos puntos, siempre sonrío.
Si realmente supieras lo que es la distancia, nunca contestarías eso.